11 marzo 2006

LA RELATIVIDAD VIAL Y LA PARADOJA DE LOS SEMÁFOROS

La mayoría de los “terrícolas mortales” no entiende la relatividad de Einstein. Pero no te creas, el resto tampoco la entiende mucho. Lo que pasa es que la llevan con arte y diplomacia.
Uno de los puñeteros problemitas de la relatividad, es que el tiempo se estira y se encoge (como si fuera la tripa de Jorge).
Al asuntillo de marras se le conoce como “la paradoja de los gemelos”. Ha traído de cráneo a unos cuantos, y todavía hay quien le pega vueltas a la cosa, que consiste en que el tiempo no es el mismo para el que viaja que para el que se queda.
Y dirás tú: Claro, el que se queda se aburre y se le hace más largo … mientras el otro se lo pasa “chanchi” haciendo turismo.
Pues no. Y tampoco es porque sus relojes sean una patata.
No tienen ni idea de qué leches pasa, pero el caso es que en experimentos con unos relojitos que cuestan un ojo de la cara, el tiempo parece estirarse cuando se viaja: el reloj viajero atrasa.
Matemáticamente, eso de estirar el tiempo al viajar, es lo mismo que decir que el tiempo se encoge cuando te pegas la siesta y estás sobando tan a gusto. Vamos, que el puñetero despertador adelanta… para fastidiar, claro.
Pero puedes sobarla sin temor, porque ya he dicho que eso es “matemáticamente”; es lo que los físicos llaman “experimentos mentales”… aunque a esa actividad, el resto de los mortales la conoce como pensar y razonar (es que son un poco raritos).
El problema de los “experimentos mentales”, es que a veces son “sin contenido empírico” y en “el vació referencial”; vamos… una bobada.

A mí también me dio por indagar el misterio temporal relativista. Y buscando, buscando, me encontré con una “paradoja temporal viaria”. Y me dije: ¡Leches! ¡Existe la relatividad vial!
Te explico y verás que el tiempo también se estira y se encoge en calles y carreteras, que allí existe el “tiempo dinámico estirado” y el ”tiempo estático encogido”: un misterio de “la relatividad vial”.
Veamos el tiempo de los que se mueven, el de conductores y vehículos.
El truquito científico está en mirar “el tiempo de parada”; que se compone de “tiempo de percepción y reacción” y de “tiempo de frenada”.
Por mucho que mires y busques, verás que el “tiempo de percepción y reacción” se considera de “terrícolas mortales” más o menos hasta unos 2’5 segundos.
Aunque dependiendo del momento y de muchas otras cosas ése tiempo puede reducirse a la mitad o más, tampoco es algo raro que andes un poco tontolino o cansao del curro; que tu biorritmo (el biorelojito que hace funcionar tu cuerpo serrano) ande un poco lento o que vaya a toda caña (estrés), que para el caso es lo mismo. Vamos, que por la “complejidad humana” puede que en algunos momentos tu “tiempo de percepción y reacción” se acerque o incluso supere al tiempo de referencia tenido como normal para los “terrícolas mortales” como tú.
El “tiempo de frenada” sí que es una lata castañera… te lo digo yo.
Para poder calcularlo con algo de precisión, hay que saber muchas cosas en el lugar y en el momento, que tú no puedes saber ni de coña cuando estás conduciendo (bueno…y después tampoco).
Si es cuesta abajo será más que si es cuesta arriba. Pero no es lo mismo en seco que en mojado. También varia según sea el pavimento y su textura, si está “sintonizada” con los neumáticos tardarás menos que si está “fuera de onda”. Los neumáticos, la suspensión y otras cosas también hacen que pueda ser más o menos. Y todo eso sin que puedas hacer mucho por cambiarlo, salvo “ir con mucho cuidado”, así que... ojito.
No tiene nada de extraño que a 40 km/h tardes en frenar 1’5 seg o algo menos. Pero tampoco es algo raro que (dependiendo de todo lo que te he dicho antes y de más cosas), puedas tardar 3 ó 4 segundos en frenar a ésa velocidad.
Si a los posibles 3 segundos del “tiempo de frenada” a 40 km/h, añades los posibles 2 segundos del “tiempo de percepción y reacción”, ya tienes unos 5 segundos de “tiempo de parada”… y sin ser un extraterrestre. Y este es el “tiempo dinámico estirado” de los que se mueven por una ciudad a 40 km/h.
Pero (siempre hay algún “pero” maligno), por los efectos misteriosos de la “relatividad vial”, la mayoría de los semáforos de las ciudades (que están quietos) tienen 3 segundos de “tiempo de ámbar”, o sea, de “tiempo estático encogido”, y sin que aumente aunque las condiciones varíen o vayas con el biorritmo arrastrando por los suelos.
Y ya sabes… si tienes 3 seg para parar… pero necesitas 5 seg para hacerlo… la cuestión cuántica está muy clara: -2
Y en esto consiste “la paradoja de los semáforos”… en que no siempre existe “tiempo disponible” igual al “tiempo necesario” para parar. Y dime tú si no tiene narices la cosa.
Lo que sí sucede (y ya estamos con las peguitas), es que “la paradoja semafórica” puede provocar fenómenos físicos violentos que no tienen ni pizca de gracia… es por la cosa esa de la “simultaneidad”… que es otro puñetero problemita relativista.
¡Ah! Y también puede provocar otros fenómenos que dan lugar a acciones que no dan mucha risa, ya sabes…que si pasas el semáforo en rojo… la bronca del guardia…que si multas… y los puntos del carné.
Oye, que esto de la relatividad y la cuántica es un follón. Y para liarla más aún, dicen que existen partículas de espacio y tiempo… aunque nadie las ha visto (es que en esto hay mucha fe, sabes).
Y no sé de qué… pero me da la nariz que ésas partículas tienen que ser sospechosas de algo.
Yo, por si acaso, he hecho un artilugio con el colador de la cocina... a ver si las cazo rondando por los semáforos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario