15 abril 2006

LA REVISIÓN DE LOS LÍMITES DE VELOCIDAD

LA REVISIÓN DE LOS LÍMITES DE VELOCIDAD es un documento que no te puedes perder.

Lo ha realizado la Asociación Técnica de Carreteras, y comienza con una frase que repito con frecuencia, es una verdad incontestable del profesor Ezra Hauer.

"Las creencias, aunque se mantengan con pasión, y las hipótesis, aunque se repitan muchas veces, son malos guías para alcanzar la verdad."

Añado unas líneas del documento [con comentarios míos entre corchetes] para que te hagas una idea de lo que tratan sus 48 páginas, que son imprescindibles si quieres saber algo de verdad sobre límites de velocidad. Dice así:

“La relación entre la velocidad y la inseguridad de la circulación es muy compleja, pues en ella influyen factores relacionados con el vehículo, con la carretera y con las condiciones del tráfico, además del comportamiento del conductor y de las condiciones ambientales. Es cierto que la velocidad con la que tiene lugar un choque o un vuelco contribuye [parcialmente, y solo parcialmente] a la gravedad del accidente; pero no hay suficiente evidencia científica que indique que la velocidad a la que se circula suponga una relación de causa a efecto con la frecuencia de los siniestros: más bien se trata de una relación de medio a fin [una condición necesaria, sin velocidad es imposible que se produzcan accidentes de velocidad; claro, que sin velocidad tampoco hay tráfico, y ya me contarás]. No hay muchos investigadores sobre la seguridad viaria [cuatro chalaos contando con los que se incorporen al club la semana que viene] que lleguen a una sistematización de los conocimientos adquiridos para deducir leyes y principios [para eso hay que saber lo que es conocimiento, lo que es una ley, lo que es un principio y lo que es sistematizar, si no es mejor dedicarse a la jardinería]; los pocos que hay están desperdigados [oye, que no hay manera de hacer el club y federarlo] y no suelen tener apoyos [apo... ¿qué?]; publican poco [como todo investigador que se precie y mantenga la compostura] y tampoco se atiende mucho a lo que publican [por eso publican poco e insisten en lo publicado, porque no atender a razones es lo habitual en estos tiempos y más en tráfico, que todo el mundo sabe de esto]. En este contexto [una jaula de grillos], avanzar en la metodología es un proceso difícil y lento [es que son optimistas, es casi un milagro]: la pseudo-ciencia invade [más bien se apretuja en] los pocos espacios que existen para investigar sobre el tráfico y su seguridad. Es cuestionable que, a partir de una correlación estadística [de numeritos] a menudo bastante tenue, se pretenda inferir una relación de causalidad [es una operación lógica prohibida por prescripción facultativa, por las pautas de la razón y el razonar; y si quieres puedes inferir lo que te de la gana, pero luego no digas que eso sirve y es verdad, porque va a ser que no]. Y muy aventurado [una juerga lógica y conceptual] atribuir, aplicando un modelo matemático [incapaz de contener la realidad], una variación de la siniestralidad [fenómeno físico complejo] a la variación en uno de los parámetros, la velocidad [es lo mismo que mezclar la velocidad con el tocino, lógicamente incomestible].”

En los “enlaces” del blog tienes un acceso a la ATC. Después pincha en “Actividades” y selecciona “Comités Técnicos”. Entra en el “C4 Carreteras Interurbanas y Transporte Integrado Interurbano”, ahí te puedes descargar el documento íntegro en pdf.

En los próximos días, y a propósito de la masacre del tráfico de Semana Santa, verás como se dirán muchas incoherencias acerca de la velocidad, los accidentes y los muertos. Pero recuerda… “Las creencias, aunque se mantengan con pasión, y las hipótesis, aunque se repitan muchas veces, son malos guías para alcanzar la verdad…”

Y la verdad no es otra cosa que una definición de lo que es y existe, de la realidad. Por eso la verdad no es ni puede ser relativa, porque realidad sólo hay una. Y por eso mismo... "Cuando decimos que, lo que es, es, y, lo que no es, no es, eso es la verdad.” Aristóteles

10 abril 2006

EL ESP MEJORA LA SEGURIDAD ¿ACASO LO DUDAS?

Está claro que soy un criticón, por si no habías caído. Pero ejercer el juicio crítico no es sólo hablar de lo que va mal. Criticar es distinguir las cosas razonando, vamos, cocina con fundamento que diría Arguiñano (DRAE: criticar. Juzgar de las cosas, fundándose en los principios de la ciencia o en las reglas del arte).

Para ser justos -y criticar es hacer justicia- también hay que hablar de lo que sí funciona, pero sin pasarse, no sea que acabemos en sobredosis.

Ayer vi un conflicto grave (un cuasi accidente), y se me ocurrió comentar sobre algo que sí va bien, pero que no acaba de cuajar. ¿Una incoherencia? Pues sí, otra más.

La causa final del conflicto que vi (lo que hizo que la realidad tendiera ser la que resultó), fue una “indistancia de invisibilidad” que se ha dejado en un cruce, para mayor gloria de la incoherencia técnica viaria.

El que salía de la vía secundaria no veía nada y avanzó un poco intentando ver (aunque era imposible), pero en ese momento venía por la vía principal otro coche que iría entre 30 y 40 km/h, y que al ver que el otro se movía estando encima, creyó que se cruzaba y reaccionó esquivando al lado contrario. Pero al ver que se iba de cabeza contra una esquina, volvió a esquivar al contrario. Y después de hacer algunas eses suaves se detuvo. El conductor, un chico joven, bajó con la cara blanca. Ambos conductores se quedaron hablando de lo sucedido, el que avanzó le pedía disculpas al otro explicándole que no veía, vamos, lo normal.

La causa final del conflicto ya te la he dicho, pero fue causado materialmente por el azar, al hacer coincidir ambos vehículos en esa situación (un fenómeno de simultaneidad azarosa). Pero el peligro de que sucediera lo ha generado la causal final, el riesgo o inseguridad vial existente en las condiciones de los elementos del sistema, o sea, la incoherencia funcional de dejarse un cruce sin la distancia de visibilidad que impone la naturaleza para que esto funcione, así seguro que falla el sistema y se la pegan.

¿Y quién ha resuelto el conflicto? Pues, primero fue el joven que tuvo el acierto de volantear y contravolantear justo en los momentos en los que había que hacerlo, y dicho sea, con poco tiempo y espacio, la maniobra evasiva no estaba al alcance de la mayoría de los conductores, era más fácil pegársela que salir indemnes.

Lo segundo fue el ESP que llevaba instalado el coche del joven, que ayudó a que la destreza y el acierto del conductor fuera todo un éxito, acabando la cosa en susto gordo (vaya cara que se le quedó).

Claro, que el azar también ayudó lo suyo, pues hizo coincidir los vehículos en las condiciones que podía evitarse el accidente. Si hubieran coincidido al contrario, o sea, el coche con ESP que conducía el joven, saliendo de la vía secundaria a ciegas; y el otro, que seguro no llevaba ESP porque era antiguo, circulando por la vía principal: la castaña contra la esquina no se la libra. Y eso hace mucha pupa aunque sea a 30 ó 40 km/h. Si llevaran el ESP todos los vehículos, esta última posibilidad no podría darse, pero como no es así, se produce y se repetirá.

Sobre el ESP se han dicho muchas invenciones sobre los accidentes que puede evitar, pues parece que hay quien exige que se le demuestre cuántos accidentes evitaría, para que el invento se implante de serie en los vehículos nuevos.

Pero exigir eso es absurdo porque es un imposible. No se puede predecir cuantificando sobre lo que no existe ni se registra. Y no existen registros de los accidentes evitados (no se pueden registrar fenómenos que no han existido ), ni de los conflictos que suceden (millones cada día). Y ni mucho menos existen registros con explicaciones científicas sobre cómo se han producido los conflictos y se han evitado los accidentes, y tampoco existe un registro científico sobre las causas de los accidentes, que en su conjunto es lo que se precisa para poder cuantificar con acierto y propiedad los accidentes que se evitarían con el ESP.

La cuestión de la eficacia y la necesidad del ESP no se dilucida especulando sobre porcentajes sin contenido empírico y desde el vacío referencial, que para montar películas ya está la gente del cine. Esto se dilucida razonando y atendiendo a los hechos, a la realidad.

La seguridad vial existe materialmente cuando el movimiento y la posición de las personas y los vehículos se encuentra en equilibrio mecánico. Y esto es un hecho que no tiene discusión posible, no entra en el ámbito de lo científicamente opinable.

El ESP es un cacharro que ayuda al conductor en su tarea de equilibrar el movimiento y la posición de su vehículo (conducir), o sea, a mantener el equilibrio mecánico que materializa la seguridad vial. Y esto es otro hecho que tampoco tiene discusión, está demostrado lógica y materialmente hasta la saciedad, y por lo tanto no entra en el ámbito de lo científicamente opinable, es verdad y se acabó.

Y opinar haciendo piruetas mentales sobre algo que no es científicamente opinable, se parece bastante a mentir y a enredar cosas que están claras. Aunque hay gente que no tiene remilgos en negar el Sol mientras se pone cremita protectora nivel 30, y después sigue tan a gusto.

El hecho que resulta de lo dicho y al que hay que atenerse, es que: salvados todos los inconvenientes que puede comportar su avería, el ESP tendría que ir montado de serie en todos los vehículos que salen de las fabricas.

Y no hay objeción que se pueda oponer a eso que acabo de afirmar, y menos aún opinando sobre lo que no es científicamente opinable, porque en las condiciones que he dicho, el ESP mejora objetivamente la seguridad, porque objetivamente ayuda a mantener el equilibrio mecánico, y ese equilibrio es objetivamente el que materializa la seguridad. Vamos, que el cacharro sí sirve para salvar gente y se acabó, que no hay excusas para no montarlos de serie, ni objetivas, ni subjetivas, ni a cuadros, ni a topos ni a caballitos.

¡Ah! Y que no se le ocurra a nadie plantear con el ESP la famosa chorrada especulativa sobre el ABS, los taxis de Hamburgo, la supuesta aceptación del riesgo y la supuesta perversión de las medidas de seguridad… porque la tenemos.

Está claro que hoy estoy chulo (y no es lo mismo ser que estar, aunque en inglés eso no se distingue bien y pasa lo que pasa). Hoy tendré que cambiar el “nick” en el “messenger”, me voy a poner: “SOY PREPOTENTE PORQUE ME LO PUEDO PERMITIR ¿ACASO LO DUDAS?”

Jaculatoria para esta Semana Santa:

Señor, danos prudencia, paciencia, sabiduría y humildad. Porque como me des fuerza…

08 abril 2006

LOS ACTOS DE FE Y EL TRÁFICO DE SEMANA SANTA

En épocas de grandes movimientos viarios, como es el caso de la Semana Santa en España, en general preocupan los muertos y los accidentes que pueden resultar.

Pero a quienes mantienen una perspectiva científico-técnica sobre el sistema viario, no les preocupan los muertos y los accidentes, los lamentan. Lo que les preocupa es la inseguridad vial, que es el estado o situación del sistema viario que provoca los accidentes y las víctimas. Y ello es sencillo de explicar: porque preocupándonos de los efectos lamentables y no de la situación que los causa, no los podemos evitar. Al contrario sí.

A las autoridades administrativas de tráfico y seguridad vial les suelen preocupar más los resultados, miran mucho las cuentas funestas, y les pegan muchas vueltas a las estadísticas. Y en su sana intención de mejorarlas, a veces deciden medidas que científica y técnicamente resultan bastante inútiles.

Es fácil entender que en un sistema técnico como es el sistema viario, que produce fenómenos violentos y anómalos (accidentes y víctimas), porque no está construido, gestionado y usado en las condiciones que impone la naturaleza para que no falle, el único modo humano de ir disminuyendo accidentes y víctimas, es ir adaptando la construcción, la gestión y el uso del sistema a las condiciones que impone la naturaleza para que no falle tanto, y en consecuencia que sea más seguro. O sea, que hay que ir resolviendo técnicamente los defectos y las carencias funcionales que existen y actúan, precisamente las que tiene que ir esclareciendo la accidentología vial en todas sus ramas.

Sin embargo, el punto de vista común sobre el tráfico, que es el que suelen mantener las autoridades administrativas, cree que esto de la inseguridad vial es principalmente una consecuencia de la conducta de los usuarios, no considera que la inseguridad vial sea un estado anómalo del sistema viario. Y en coherencia con esa creencia, atienden a quienes dicen que saben modificar conductas. Y una de las medidas en la que se repiten los conductistas, es la concienciación pública o social.

Pero en la situación actual del tráfico, la eficacia de la concienciación social que podemos esperar, es parecida a la que cabe esperar si lanzamos mensajes de concienciación a quienes se van a una selva plagada de riesgos y peligros, pero no los formamos ni les damos los medios para evitarlos, ni tampoco disminuimos los riesgos y peligros que les esperan, los que hay en la selva a la que van a ir, ¿qué les sucederá?

Pues no es difícil de prever. Que los más prudentes y con más experiencia, y los que vayan mejor equipados, tendrán más posibilidades de salir indemnes de la selva, pero no estarán a salvo de todos los riesgos y peligros que allí existen, y muchos de ellos caerán.

Los más débiles, por inexperiencia, por inconsciencia, por estar cansados, por tener sueño, por haber bebido, por estar drogado, por estar enfermos, por la edad, por estar mal equipados, en definitiva, por tener o estar en peores condiciones para la tarea y la situación, serán los que caerán con mayor frecuencia y cantidad, porque estarán más expuestos y sensibles a la acción de los riesgos y peligros que existen y actúan.

Así que poca efectividad pueden tener las campañas de concienciación para que se produzcan menos bajas en la selva del sistema viario, estando plagado de riesgos y peligros por insuficiencia técnica al conformar, gestionar y usar el sistema.

Lógicamente, si pudiéramos formar a todos los conductores y peatones en poco tiempo para moverse con seguridad por la selva del sistema viario, bajarían los accidentes y las víctimas. Pero ello no es tan factible como puede parecer, y no solucionaría los accidentes y las víctimas que se producen por los riesgos y peligros que hay en la selva viaria, los que genera la incorrecta conformación y gestión, porque los usuarios no los pueden resolver ni evitar (Ver ejemplos en los posts: LAS SOLUCIONES DIVINAS ; EL CRUCE Y LA DUDA EXISTENCIAL ; COMPROBADO CIENTÍFICAMENTE ¡SON LAVABLES! ; URBANISMO Y SEGURIDAD VIAL ; ACCIDENTES ¿QUÉ MÁS PUEDE HACER LA INGENIERÍA? ; y otros.).

De ahí que desde la perspectiva científica y técnica se abogue por la acción urgente y necesaria en la conformación y en la gestión del sistema viario. Porque las mejoras técnicas eliminando riesgos y peligros en la selva viaria, aumenta la seguridad para todos los usuarios, sobre todo para los débiles, que caen con mayor frecuencia y cantidad.

También es obvio que existiendo la situación actual (o sea, la situación de inseguridad vial que padecemos), a cuantos más sean los que se muevan por la selva viaria, más serán los que caerán. Y eso es lo que sucederá esta Semana Santa en España, y será inevitable porque no hemos hecho lo que hay que hacer para que eso cambie de modo sustancial, ya sabes... ir disminuyendo los riesgos y peligros que existen y actúan en el sistema.

Por lo tanto, las variaciones que se produzcan en las cuentas funestas de esta Semana Santa respecto al año anterior, serán dentro del margen de lo estocástico, o sea, según actúe el azar. Y eso no se puede atribuir a algo concreto, ni siquiera indica que lo hecho haya servido realmente para producir la variación que resulte, que ojalá sea a la baja por muy estocástica que llegue a ser.

Las autoridades administrativas, siguiendo con las típicas medidas conductistas, han encargado una campaña de concienciación para esta Semana Santa. El creativo que ha diseñado la campaña, salió por televisión diciendo que se siente satisfecho de ayudar a salvar vidas. Parece que está convencido de la eficiencia de su creación mediática para evitar fenómenos físicos violentos, que se producen por fallos en el funcionamiento de un sistema técnico complejo y heterogéneo de uso social, como es el sistema viario.

El mensaje de concienciación que se ha inventando el publicista, consiste en preguntar a los usuarios si van a morir en la carretera. Que estando en la situación de inseguridad vial que padecemos, es lo mismo que preguntar si van a morir en la selva... a los que se van a la selva. Imagina la gracia de la preguntita y lo que sabe el publicista.

Y con este mensaje concienciador, parece que las autoridades administrativas esperan conseguir menos muertos en esta Semana Santa. Porque si no lo esperan ¿para qué encargan la campaña? Y si esto no es un acto de fe en plena Semana Santa, dime tú cómo le podemos llamar.

Pero es que no hace mucho, en los medios españoles había otro anuncio de algún creativo publicista, en el que se afirmaba que el carné por puntos había logrado evitar accidentes incluso antes de implantarse. Y si eso resulta ser verdad, que sin actuar ya produce efectos, es que estamos ante un milagro. Porque siguiendo los fundamentos y los métodos científicos, lo que está en potencia no puede producir actos o efectos. Para que la potencia o energía produzca efectos tiene que pasar a la acción, tiene que actuar. Y para que actúe el carné por puntos, si es que actúa, tiene que implantarse, no basta con anunciarlo.

Y como un milagro, es un hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a una intervención sobrenatural de origen divino. Lo que dijo el publicista sobre el carné sería un "milagro humano" (un hecho no explicable por las leyes naturales que se atribuye a la intervención sobrenatural humana), esto es, producido por una energía desconocida contenida en el anuncio de la próxima implantación del carné por puntos, que es inexplicable siguiendo el orden natural del funcionamiento del mundo observable y conocido.

Me temo que en esta Semana Santa vamos a necesitar de auténticos milagros para que bajen sustancialmente las cuentas funestas, porque no hemos hecho gran cosa para que disminuyan. Pero albergo la esperanza de que las variaciones estocásticas, las producidas por el azar, sean a la baja. Y como hay quien sostiene que el azar es la acción de Dios, no hay otra que mantener la fe de su acción en el tráfico de Semana Santa. Porque si tenemos que confiar en la eficacia de los publicistas…. me parece que la llevamos clara.

04 abril 2006

URBANISMO Y SEGURIDAD VIAL

Estaba leyendo una noticia relacionada con un embrollo urbanístico sonado, el de Marbella, y se me ocurrió escribir algo sobre este asunto, que tiene mucho más de lo que voy a comentar.

Urbanismo no es un departamento administrativo como muchos creen, es una multidisciplina, un conjunto de especialidades científicas y técnicas que intentan hacer la ciudad (nuestro habitat técnico) lo más habitable, segura y sostenible que se puede.

Bueno, a la gente que se dedica a los apañijos urbanísticos no les vengas con cuentos de seguridad, habitabilidad y sostenibilidad, que a tenor de lo que dicen jueces y fiscales, parece que no son ésas sus prioridades.

Dado que estudiar e investigar (urbanismo) y hacer ciudad (urbanizar), también es estudiar y conformar una parte del sistema viario urbano y su entorno. Las disciplinas de tráfico, la accidentología y la seguridad vial, forman parte de las multidisciplinas que conforman el urbanismo y la urbanización, aunque sólo es en teoría. En la práctica el asunto difiere bastante, es como todo, según los lugares en donde mires y las personas con las que te tropieces.

En esto del urbanismo y el urbanizar ocurre lo mismo que con la economía. La economía positiva es la que busca explicaciones científicas a la estructura y el funcionamiento de una economía, y es la que se corresponde con lo que es el urbanismo. Mientras que la economía normativa, que es la que ofrece pautas para la actividad económica basadas en juicios de valor personal, es la equivalente al urbanizar en muchos lugares.

Y en donde se urbaniza por criterios de valor personal, y no por criterios de urbanismo, vete a saber qué resulta. Porque si el urbanismo ya es difícil, urbanizar por criterios subjetivos de valor, si no es como la lotería se le parece bastante.

No sé si sabes que diseñar vías conforme a las normas técnicas de trazado no significa que ésas vías sean seguras [1]. Esas normas no son las mismas en todos lo países, ni afectan a todas las vías por igual, pese a que las leyes de la naturaleza que rigen en la estructura y en el funcionamiento del sistema viario, son las mismas en todo el planeta. ¿Incoherencias humanas? Pues sí, otra más para el gran catalogo de incongruencias de la humanidad.

El profesor Hauer [2] ya advertía a los diseñadores y a los juristas, que sus creencias sobre la seguridad de las carreteras diseñadas conforme a normas de trazado, no tienen fundamento ni se pueden justificar, que en tráfico legalidad y seguridad no son sinónimos. Que las vías diseñadas conforme a normas ni son seguras ni dejan de serlo, porque la seguridad se encuentra ampliamente imprevista en esas normas. Y justificó sobradamente su afirmación.

Pero lo dicho por Hauer es en carreteras y no en todas. En muchos países no existen normas técnicas para diseñar vías urbanas, y cada cual diseña a su mejor saber y entender. Lo cual no tendría que ser un problema si el diseñador está suficientemente formado en materia de tráfico y seguridad vial. Pero la cruda realidad también la ponía de manifiesto el profesor Hauer, y con mayor concreción el profesor Rocci [3]:

“Se examina en esta Comunicación la actual escasez de unos conocimientos científicamente fundados acerca de las repercusiones que el diseño de las carreteras y los criterios para su explotación tienen sobre la seguridad de la circulación por ellas. Después de casi cien años de construir carreteras para los vehículos automóviles, tal escasez resulta alarmante.”

Tanto Hauer como Rocci se refieren a carreteras y a la ingeniería, en el ámbito urbano la cosa está más cruda todavía. Y el profesor Rocci ya dice así:

“Es realmente asombroso el tiempo que en las Escuelas de Caminos se dedica al estudio de unos temas como los tensores, perfectamente respetables pero que la mayoría de los ingenieros no van a necesitar en toda su vida; frente al poco tiempo que se dedica a unos temas más trascendentes para la práctica profesional, como pueden ser el control de calidad... o la seguridad de la circulación vial.

Normalmente, sólo una pequeña parte de la formación se refiere al diseño de las carreteras y a la ingeniería del tráfico. Del tiempo asignado a estas disciplinas, una gran parte se dedica a los firmes, al trazado, a la capacidad y a la congestión. Es realmente ínfimo el tiempo explícitamente dedicado al estudio de la seguridad de la circulación. Así que pocas cosas capacitan a un Ingeniero de caminos para tratar de la seguridad de la circulación.

Y, sin embargo, lo que distingue al profesional del lego es la posesión de un conocimiento especializado...”

Lo que dice el profesor Rocci es incontestable: o se sabe o no se sabe, es así de sencillo. Y en las Escuelas de Arquitectura parece que no andan las cosas mucho mejor en cuanto a formación sobre tráfico y seguridad vial.

Así que, en general, todo indica que hay pocas cosas que capaciten a los técnicos actuales para tratar de la seguridad de la circulación, y menos aún en el complejo ámbito urbano. Aunque hay que decir con justicia, que hace años que se lucha por paliar esta incongruencia formativa, y que además se oferta formación no reglada y de postgrado (con dispar fortuna, dicho sea). Pero desde luego aún estamos muy lejos de alcanzar lo necesario y lo deseable en lo que a formación se refiere.

Con lo dicho hasta ahora ya tendrás cierta idea de lo que se sabe de la seguridad de la vías urbanas: que estamos en blanco; y que los diseños actuales no garantizan la seguridad. Porque si en las normas de trazado para carreteras, la seguridad ya está ampliamente imprevista, imagina lo imprevista que se encuentra en los diseños urbanos en los que prácticamente no hay normas. Ello, más la falta de formación en seguridad vial en los técnicos, nos tiene en una situación de incertidumbre (inseguridad vial), que hay que ir solucionando por pura necesidad para la supervivencia y la integridad de muchas personas. Guste o no, es una lucha por la vida.

La gestión correcta de la seguridad y la funcionalidad de calles y avenidas requiere de una inspección especializada, constante y metódica, con precisión en la determinación de las causas del riesgo concreto de producir accidentes que existe en cada vía, de ahí que sea imprescindible una buena formación para la investigación accidentológica. Y solucionar los problemas y los riesgos utilizando medidas de bajo coste siempre que sea posible, porque las arcas municipales y la vida de los barrios no soportan obras por doquier (las obras generan más inseguridad, no tendrían por qué, pero esa es la realidad).

En definitiva, la gestión diaria de la seguridad y la funcionalidad del sistema vial urbano, exige saber de tráfico, de accidentología y de seguridad vial, requiere llevar un modelo del sistema en la cabeza, saber cómo funciona y para qué, porque si no, no hay modo de distinguir qué está pasando y por qué sucede, y menos aún prever qué pasará y por qué sucederá. Y la seguridad y la funcionalidad del sistema viario exige poder prever al menos una parte de la realidad futura del movimiento viario, porque sin la posibilidad de prever, la seguridad no existe, es una quimera.

De ahí que los diseños urbanos condicionen la vida futura. Un mal diseño puede limitar mucho el desarrollo socioeconómico de una zona urbana, o incluso extinguir la actividad socioeconómica que ya existe, o sea, matar la zona afectada sin más. Por ello es necesario diseñar de modo que la adaptación de la seguridad y la funcionalidad viaria a las necesidades de la vida urbana de cada momento, no sea un imposible ni implique grandes inversiones, siempre difíciles de conseguir y de financiar. En ello ayuda mucho los planes de ordenación con criterios de urbanismo, y no con criterios de valor personal. De ahí surge la necesidad de reclamar y entender el urbanismo como lo que es, como una multidisciplina, y no como muchos han pretendido que sea.

Y si todo esto se nos plantea urbanizando con sentido común, pensando en el prójimo y en el futuro, y utilizando los más sólidos criterios de urbanismo que podamos encontrar, ¿qué seguridad vial nos pueden ofrecer los diseños realizados bajo los criterios que imperan en los barullos urbanísticos? De ellos sólo cabe esperar muchos problemas, riesgos y peligros, que habrá que resolver para que no amenacen la vida de la zona, la de sus vecinos y transeúntes.

La gente de los barullos urbanísticos no sólo expolia el dinero, hipotecan los recursos futuros de la sociedad afectada y el desarrollo de la vida urbana. Además, dejan los muertos, heridos e inválidos que producirá la inseguridad vial que han creado al hacer las cosas con sus particulares criterios.
Todo un éxito.


[1] Ver post ACCIDENTES ¿QUÉ MÁS PUEDE HACER LA INGENIERÍA
[2] LA SEGURIDAD EN LAS NORMAS DE TRAZADO, PARTE I y II. Ezra Hauer, Universidad de Toronto. Revista Rutas, Madrid, 2000.
[3] REFLEXIONES SOBRE EL CONOCIMIENTO DE LA SEGURIDAD DE LA CIRCULACIÓN POR PARTE DE LA INGENIERÍA DE CAMINOS. Sandro Rocci, Universidad Politécnica de Madrid. Congreso de Ingeniería Civil, Barcelona, 1999.

01 abril 2006

EL CRUCE Y LA DUDA EXISTENCIAL


Vamos a ver, si tú estás en el coche de la foto, y ves que no ves, que las señales, el árbol y las barreras han creado una "indistancia de invisibilidad", y que la han dejado ahí como si eso fuese lo más normal del mundo.
Y si, además, ves la cruz de flores amarillas y blancas que hay debajo del poste, ¿a que se te plantea una duda existencial?
Pues eso me ocurrió.

Para abundar más en la duda, resulta que tienes un Stop.
Y si te la pegas por virtud de la grandiosa "indistancia de invisibilidad" que han dejado, no faltará quien diga que la culpa es tuya por no respetar el Stop.
Y encima que te la has pegado sin comerla ni beberla siendo víctima del diseño y la gestión del cruce, puede que aún te quiten el carné y te digan que eres un energúmeno antisocial que hay que reeducar (con un cursillo reeducador que tendrás que pagar), porque vas por la vida de imprudente y sin respetar las señales.

¿Tú que harías para salir de ahí sano y salvo?

Yo hice lo único efectivo que se me ocurrió:

Ángel de la guarda,
dulce compañía,
no nos desampares ni de noche ni de día,
ni en los cruces mal diseñados y gestionados,
con los riesgos que se han creado,
y que tenemos que correr los usuarios,
porque no los podemos evitar,
Amén.

Y oye... ¡que funcionó!