04 abril 2006

URBANISMO Y SEGURIDAD VIAL

Estaba leyendo una noticia relacionada con un embrollo urbanístico sonado, el de Marbella, y se me ocurrió escribir algo sobre este asunto, que tiene mucho más de lo que voy a comentar.

Urbanismo no es un departamento administrativo como muchos creen, es una multidisciplina, un conjunto de especialidades científicas y técnicas que intentan hacer la ciudad (nuestro habitat técnico) lo más habitable, segura y sostenible que se puede.

Bueno, a la gente que se dedica a los apañijos urbanísticos no les vengas con cuentos de seguridad, habitabilidad y sostenibilidad, que a tenor de lo que dicen jueces y fiscales, parece que no son ésas sus prioridades.

Dado que estudiar e investigar (urbanismo) y hacer ciudad (urbanizar), también es estudiar y conformar una parte del sistema viario urbano y su entorno. Las disciplinas de tráfico, la accidentología y la seguridad vial, forman parte de las multidisciplinas que conforman el urbanismo y la urbanización, aunque sólo es en teoría. En la práctica el asunto difiere bastante, es como todo, según los lugares en donde mires y las personas con las que te tropieces.

En esto del urbanismo y el urbanizar ocurre lo mismo que con la economía. La economía positiva es la que busca explicaciones científicas a la estructura y el funcionamiento de una economía, y es la que se corresponde con lo que es el urbanismo. Mientras que la economía normativa, que es la que ofrece pautas para la actividad económica basadas en juicios de valor personal, es la equivalente al urbanizar en muchos lugares.

Y en donde se urbaniza por criterios de valor personal, y no por criterios de urbanismo, vete a saber qué resulta. Porque si el urbanismo ya es difícil, urbanizar por criterios subjetivos de valor, si no es como la lotería se le parece bastante.

No sé si sabes que diseñar vías conforme a las normas técnicas de trazado no significa que ésas vías sean seguras [1]. Esas normas no son las mismas en todos lo países, ni afectan a todas las vías por igual, pese a que las leyes de la naturaleza que rigen en la estructura y en el funcionamiento del sistema viario, son las mismas en todo el planeta. ¿Incoherencias humanas? Pues sí, otra más para el gran catalogo de incongruencias de la humanidad.

El profesor Hauer [2] ya advertía a los diseñadores y a los juristas, que sus creencias sobre la seguridad de las carreteras diseñadas conforme a normas de trazado, no tienen fundamento ni se pueden justificar, que en tráfico legalidad y seguridad no son sinónimos. Que las vías diseñadas conforme a normas ni son seguras ni dejan de serlo, porque la seguridad se encuentra ampliamente imprevista en esas normas. Y justificó sobradamente su afirmación.

Pero lo dicho por Hauer es en carreteras y no en todas. En muchos países no existen normas técnicas para diseñar vías urbanas, y cada cual diseña a su mejor saber y entender. Lo cual no tendría que ser un problema si el diseñador está suficientemente formado en materia de tráfico y seguridad vial. Pero la cruda realidad también la ponía de manifiesto el profesor Hauer, y con mayor concreción el profesor Rocci [3]:

“Se examina en esta Comunicación la actual escasez de unos conocimientos científicamente fundados acerca de las repercusiones que el diseño de las carreteras y los criterios para su explotación tienen sobre la seguridad de la circulación por ellas. Después de casi cien años de construir carreteras para los vehículos automóviles, tal escasez resulta alarmante.”

Tanto Hauer como Rocci se refieren a carreteras y a la ingeniería, en el ámbito urbano la cosa está más cruda todavía. Y el profesor Rocci ya dice así:

“Es realmente asombroso el tiempo que en las Escuelas de Caminos se dedica al estudio de unos temas como los tensores, perfectamente respetables pero que la mayoría de los ingenieros no van a necesitar en toda su vida; frente al poco tiempo que se dedica a unos temas más trascendentes para la práctica profesional, como pueden ser el control de calidad... o la seguridad de la circulación vial.

Normalmente, sólo una pequeña parte de la formación se refiere al diseño de las carreteras y a la ingeniería del tráfico. Del tiempo asignado a estas disciplinas, una gran parte se dedica a los firmes, al trazado, a la capacidad y a la congestión. Es realmente ínfimo el tiempo explícitamente dedicado al estudio de la seguridad de la circulación. Así que pocas cosas capacitan a un Ingeniero de caminos para tratar de la seguridad de la circulación.

Y, sin embargo, lo que distingue al profesional del lego es la posesión de un conocimiento especializado...”

Lo que dice el profesor Rocci es incontestable: o se sabe o no se sabe, es así de sencillo. Y en las Escuelas de Arquitectura parece que no andan las cosas mucho mejor en cuanto a formación sobre tráfico y seguridad vial.

Así que, en general, todo indica que hay pocas cosas que capaciten a los técnicos actuales para tratar de la seguridad de la circulación, y menos aún en el complejo ámbito urbano. Aunque hay que decir con justicia, que hace años que se lucha por paliar esta incongruencia formativa, y que además se oferta formación no reglada y de postgrado (con dispar fortuna, dicho sea). Pero desde luego aún estamos muy lejos de alcanzar lo necesario y lo deseable en lo que a formación se refiere.

Con lo dicho hasta ahora ya tendrás cierta idea de lo que se sabe de la seguridad de la vías urbanas: que estamos en blanco; y que los diseños actuales no garantizan la seguridad. Porque si en las normas de trazado para carreteras, la seguridad ya está ampliamente imprevista, imagina lo imprevista que se encuentra en los diseños urbanos en los que prácticamente no hay normas. Ello, más la falta de formación en seguridad vial en los técnicos, nos tiene en una situación de incertidumbre (inseguridad vial), que hay que ir solucionando por pura necesidad para la supervivencia y la integridad de muchas personas. Guste o no, es una lucha por la vida.

La gestión correcta de la seguridad y la funcionalidad de calles y avenidas requiere de una inspección especializada, constante y metódica, con precisión en la determinación de las causas del riesgo concreto de producir accidentes que existe en cada vía, de ahí que sea imprescindible una buena formación para la investigación accidentológica. Y solucionar los problemas y los riesgos utilizando medidas de bajo coste siempre que sea posible, porque las arcas municipales y la vida de los barrios no soportan obras por doquier (las obras generan más inseguridad, no tendrían por qué, pero esa es la realidad).

En definitiva, la gestión diaria de la seguridad y la funcionalidad del sistema vial urbano, exige saber de tráfico, de accidentología y de seguridad vial, requiere llevar un modelo del sistema en la cabeza, saber cómo funciona y para qué, porque si no, no hay modo de distinguir qué está pasando y por qué sucede, y menos aún prever qué pasará y por qué sucederá. Y la seguridad y la funcionalidad del sistema viario exige poder prever al menos una parte de la realidad futura del movimiento viario, porque sin la posibilidad de prever, la seguridad no existe, es una quimera.

De ahí que los diseños urbanos condicionen la vida futura. Un mal diseño puede limitar mucho el desarrollo socioeconómico de una zona urbana, o incluso extinguir la actividad socioeconómica que ya existe, o sea, matar la zona afectada sin más. Por ello es necesario diseñar de modo que la adaptación de la seguridad y la funcionalidad viaria a las necesidades de la vida urbana de cada momento, no sea un imposible ni implique grandes inversiones, siempre difíciles de conseguir y de financiar. En ello ayuda mucho los planes de ordenación con criterios de urbanismo, y no con criterios de valor personal. De ahí surge la necesidad de reclamar y entender el urbanismo como lo que es, como una multidisciplina, y no como muchos han pretendido que sea.

Y si todo esto se nos plantea urbanizando con sentido común, pensando en el prójimo y en el futuro, y utilizando los más sólidos criterios de urbanismo que podamos encontrar, ¿qué seguridad vial nos pueden ofrecer los diseños realizados bajo los criterios que imperan en los barullos urbanísticos? De ellos sólo cabe esperar muchos problemas, riesgos y peligros, que habrá que resolver para que no amenacen la vida de la zona, la de sus vecinos y transeúntes.

La gente de los barullos urbanísticos no sólo expolia el dinero, hipotecan los recursos futuros de la sociedad afectada y el desarrollo de la vida urbana. Además, dejan los muertos, heridos e inválidos que producirá la inseguridad vial que han creado al hacer las cosas con sus particulares criterios.
Todo un éxito.


[1] Ver post ACCIDENTES ¿QUÉ MÁS PUEDE HACER LA INGENIERÍA
[2] LA SEGURIDAD EN LAS NORMAS DE TRAZADO, PARTE I y II. Ezra Hauer, Universidad de Toronto. Revista Rutas, Madrid, 2000.
[3] REFLEXIONES SOBRE EL CONOCIMIENTO DE LA SEGURIDAD DE LA CIRCULACIÓN POR PARTE DE LA INGENIERÍA DE CAMINOS. Sandro Rocci, Universidad Politécnica de Madrid. Congreso de Ingeniería Civil, Barcelona, 1999.

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