Pero en este caso los auténticos culpables son los que han hecho la carretera, que han metido una rotonda y no han puesto las curvas que dicen las señales.
Lo del panel direccional del fondo es culpa del fabricante, que le ha puesto patas y se va corriendo para la derecha.
La falta de balizas diurnas y nocturnas es culpa de la agencia de viajes, que les ha hecho una oferta y se han ido al Caribe.
Y lo de la cuneta bien inclinadilla, con un ridículo arcén y bordillo final (para hacer tope y que vuelque antes, o si es moto que aterrice de costalada suprema), es culpa del agua y los geranios, que se comen el asfalto.
Por cierto, ese tramo es de doble sentido, imagina el desasosiego que tiene que pasar uno que vaya con un dos ruedas junto a la cuneta guay que le han dejado.
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