04 febrero 2006

DE LO PSUDO Y LO ANTI: LA CAUSALIDAD SEGÚN NORMATIVA

Como cualquiera entiende, si se estudian hadas, dragones y sirenas o el último ser que haya salido de la prolífica imaginación humana, no hay modo de enterarse de la realidad. Además, Platón ya nos avisaba de que nuestros sentidos nos engañan; que lo que estás viendo son apariencias, imágenes o aspectos de la realidad, que es un montón de efectos entrelazados y simultáneos.
Hace tiempo que el mundo está viviendo un avance de posiciones y creencias que no sólo son acientíficas e irracionales, sino anticientíficas y antirracionales, y lo que es peor, deshumanizantes y antisociales (alejadas de la razón de ser de la Sociedad y frecuentemente en contra de sus intereses).
Y si el oscurantismo se expande, y lo está haciendo, puede afectar al futuro de todos de modo muy negativo, pues la involución intelectual está asegurada, y así la ciencia y la técnica se convierten en imposibles. Y si ellas no avanzan, no hay modo de resolver los múltiples problemas de supervivencia y calidad de vida que atenazan a la población del planeta, como es la siniestralidad del sistema viario.
El caso es que esta situación fue predicha tiempo atrás. Hoy, siglos después de que se advirtiera, mucha gente sigue sin distinguir entre los seres reales y los entes de razón.
Estaba leyendo un estudio sobre atropellos que se publicó hace unos meses, y sólo había dos opciones: llorar o reírse.
Se había realizado con la “causalidad según normativa o reglamento”. Con lo cual es invalido de plano para obtener conocimientos objetivos que nos permitan mejorar la seguridad, porque la causalidad de fenómenos físicos violentos (atropellos) no es según digan los reglamentos y normas que han dictado las autoridades de un país. Si así fuese, con dictar una norma que modifique las interacciones gravitacionales, volaríamos. Pero lo cierto es que no despegamos por mucho que se diga en una norma de alto rango, que si quieres volar tendrás que subirte a un aparato volador.
Esta claro que quienes realizaron ese estudio no tenían mucha idea de lo que es la causalidad, ni de lo que es una causa, ni de lo que es la accidentología. Y de ese modo es bastante difícil esclarecer las causas de los atropellos pese a que así lo anunciaban:“El presente estudio tiene como objetivo conocer los factores [un “factor” es un agente hacedor, elemento o concausa] que más influyen en la accidentalidad peatonal en entorno urbano…”
Te preguntarás: ¿por qué se sabe que utilizaron la “causalidad según normativa o reglamento”? Lo dicen ellos mismos en la frase siguiente: “La mayoría de los accidentes en zona urbana en que se ve implicado un peatón se debe a infracciones cometidas por el peatón.”
Las infracciones que mencionan son a reglamentos o normas de circulación. Y si en vez de aplicar las españolas (como fue en ese estudio) se hubieran aplicado las francesas, el estudio ya no hubiese podido concluir diciendo lo que dice, porque las normas francesas para el tránsito peatonal son distintas, y lo que en España se considera infracción en Francia no lo es.
Si los autores de ese estudio se hubieran dedicado a los asesinatos, con la “causalidad según normativa” concluirían que las principales causas de los asesinatos son las infracciones al código penal (si la infracción alcanza órganos vitales).
Este sólo es un ejemplo, el mundo está plagado de estudios e investigaciones sobre tráfico y accidentes empleando la “causalidad normativa o reglamentaria”, que por irreales son científicamente inválidos, cualquier parecido con la realidad será por pura coincidencia, no porque el modo de estudiar permita rigor y objetivad, obteniendo conocimiento que corresponda con lo que es y sucede en la realidad del sistema viario.

Si miras en el DRAE [1] , verás que dice: “causalidad. 1. Causa, origen, principio. 2. Ley en virtud de la cual se producen efectos.”
Y si miras en ley, te dirá: “1. Regla y norma constante e invariable de las cosas, nacida de la causa primera o de las cualidades y condiciones de las mismas. 2. Cada una de las relaciones existentes entre los diversos elementos que intervienen en un fenómeno.”
Hablar de causalidad es referirse a uno de los modos de generar o hacer algo. Otro modo de generar o hacer es la casualidad, el azar. Y un tercero es la combinación de ambos.
La diferencia entre causalidad y casualidad radica en la relación entre las series causales (o elementos) que intervienen: hablamos de causalidad cuando podemos explicar las relaciones entre los elementos (o series causales) que interactúan en la génesis del fenómeno; y hablamos de casualidad cuando en algún momento es imposible explicar las relaciones entre los elementos que intervinieron para generar el fenómeno.
En este último caso (casualidad) hablamos de procesos y fenómenos estocásticos, en cuyo proceso genético interviene el azar como causa material. El azar es el encuentro de dos o más series causales o elementos independientes. O sea, que no hay modo de relacionarlos y por eso no podemos explicarlo.
El ejemplo típico es el viandante al que le cae una teja. Podemos explicar por qué estaba el viandante ahí y por qué cayó la teja, pero es imposible explicar por qué se reunieron ambas series causales (viandante y teja) en el mismo instante. Desde luego, si se hubieran hecho los trabajos de mantenimiento, la teja no hubiera caído. O sea, que el azar ha intervenido negativamente reuniendo elementos que no hay modo de relacionar, porque se ha permitido que lo hiciera al no mantener la teja.
En tráfico sucede lo mismo, el proceso genético de los accidentes de circulación es estocástico, en algún momento es imposible explicar por qué se reunieron los elementos en el espacio y el tiempo, pero sí se puede explicar qué es lo que permitió que se reunieran, es decir, la causa final: aquello (lo que produjo el fallo) que permitió que el azar actuara reuniendo los elementos que generaron el fenómeno violento o accidente.
Es obvio que las pautas constantes y necesarias (las leyes naturales o científicas) que rigen en las relaciones (interacciones) que generan un fenómeno físico violento (accidente), no son según digan los reglamentos y normas que dictan las autoridades de cada país para usar el sistema viario: la “causalidad según normativa” no existe ni ha existido nunca, es un dragón o una sirena.
Todos los estudios que contemplan como origen de los accidentes a las infracciones a reglamentos y normas para circular que rigen en un país, son científicamente inválidos, se basan en meras apariencias y refieren efectos, no causas.
Una infracción a normas o reglamentos (que depende de lo que hayan dictado los legisladores), tan sólo es una calificación jurídica de un hecho o efecto (no explica por qué se ha producido), y no puede considerarse como cosa distinta de lo que es: una calificación jurídica y sólo una calificación jurídica.
El sistema viario no funciona por las normas y reglamentos que dictan las autoridades de un país, aunque sí influye en su funcionamiento, pues unas malas normas de circulación (o malas instrucciones para usar el sistema viario) facilitan que se produzcan más accidentes, más infracciones y más sanciones.
Y si alguien se basa en este tipo de estudios (Accidentología Mágica) para adoptar medidas a fin de mejorar la seguridad vial, lo más probable es que no funcione y que encima le complique la vida la Sociedad. Porque lo que se funda en fantasías no puede solucionar problemas reales que producen efectos reales, es un imposible material. Pero sí puede crear más problemas reales que producen más efectos reales, que no tienen por qué ser buenos precisamente.
La irrealidad y la invalidez de considerar una infracción (una calificación jurídica) como causa, agente hacedor o factor, no se ha descubierto esta semana, Baker [2] ya lo advirtió hace 49 años. Pero… ni caso.
La falta de preparación para la actividad científica (accidentología), para investigar, hace que se pierda demasiado tiempo y dinero en intentar obtener lo que es imposible sin atenerse al modo de hacerlo (fundamentos, paradigmas y métodos), y que es necesario para la Sociedad, porque necesitamos saber las causas (las de verdad, no los dragones que se inventan), para poder mejorar la seguridad vial del modo más rápido y efectivo que esté al alcance de la técnica.
Y dime, sinceramente, ¿qué seguridad vial crees que se puede conseguir con estudios y medidas mágicas?
Pues eso… lo que tú dices.

Notas.

[1] Diccionario de la Real Academia Española.

[2] Traffic Accident Investigator's Manual for Police. J. Stannard Baker, The Traffic Institute, Northwestern University, Evanston, Illinois. 1957.

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