Si el origen de la reducción de siniestros y muertos que viene produciéndose desde 2007 se atribuye erróneamente y se interpreta como es consecuencia de una mejora de la seguridad, puede tener consecuencias nefastas en un futuro cercano.
Y si atendemos a lo que se dice en los medios, esa reducción se está atribuyendo a las medidas de orden social implantadas en España desde 2006 (carné por puntos, controles automáticos de velocidad, más sanciones y nuevos delitos), cuando está claro que esa reducción no es por una mejora física y funcional de la seguridad del sistema, sino que procede de la disminución del tráfico que resulta al disminuir la actividades por causa de la crisis.
Así, si creyendo que las medidas de orden social han servido para mejorar la seguridad física y funcional del sistema (cosa que es materialmente imposible), no se destinan los recursos e inversiones necesarios para conservar el nivel de seguridad que teníamos antes de la crisis, cuando vayamos saliendo de la recesión y aumenten las actividades y el tráfico, podemos encontrarnos que la siniestralidad y las víctimas aumenten en una proporción incluso mayor que la que viene sucediendo en la reducción (+/- 1:5); y con un incremento de tráfico de un 4% los siniestros con muertos pueden aumentar más del 20%.
Lo que decía el Ministro de Fomento hace unos días, que, según le indican los expertos, el Aeropuerto de Barajas se diseñó sin primar la funcionalidad y la seguridad, puede decirse de la mayoría de las infraestructuras viarias, especialmente de la red secundaria, la red local y de las zonas urbanas (con excepciones que confirman la regla), con la particularidad de que en el sistema viario las infraestructuras son muy determinantes de la funcionalidad y la seguridad.
Pero los siniestros y las víctimas no sólo pueden aumentar por falta de inversiones y recursos para conservar la seguridad alcanzada, también pueden aumentar gastando las inversiones disponibles en producir más riesgos por la acción de las infraestructuras.
El Plan E para inyectar dinero público a fin de activar la economía, está siendo empleado por muchos ayuntamientos para sus infraestructuras viarias. Pero lo que estoy viendo por los municipios por los que me muevo (que sólo son unos pocos), son actuaciones que, objetivamente (o sea, conforme a las definiciones de lo que es el riesgo y la seguridad en el sistema viario), en unos casos están aumentando la inseguridad creando más riesgos, y en otros están manteniendo los riesgos que ya existían; o sea, que se están gastando el dinero del Plan E en preparar y mantener sus infraestructuras viarias para producir más siniestros y más víctimas.
Y ello es principalmente por actuar sin atender a los conocimientos y a la técnica, por hacerlo sin prever las consecuencias que tendrán las actuaciones que se están llevando a cabo, y sin tener en cuenta lo que es el riesgo y la seguridad del sistema.
Esa es una de las consecuencias de sostener y divulgar mitos y falacias sobre el origen y las causas de la siniestralidad viaria, que se sigue actuando del mismo modo con el que se han creado y mantenido riesgos que producen siniestros y víctimas. Pero es que encima que se malgasta el dinero que podría destinarse a mejorar la seguridad de verdad, aún tendremos que pagar el coste de la siniestralidad y las víctimas que producirán los riesgos creados y mantenidos con ese dinero que se suponía para mejorar.
Espero y deseo que esto sólo esté sucediendo en donde lo he visto, porque si es algo más generalizado, prepárense para un aumento rápido e importante de siniestros y víctimas conforme vaya pasando la crisis, porque no habrá modo de pararlo.
Ni haciéndolo a propósito se lograrían resultados más nefastos.
12 mayo 2009
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