17 abril 2008

Los espejismos y las políticas de seguridad vial

A nadie escapa la espectacular disminución de muertos que se viene produciendo en las carreteras españolas, que bienvenida sea, claro está. Pero que nadie lance las campanas, que esas cifras son efímeras, y no se están salvando tantas vidas como parece, sino que no se están produciendo tantos muertos, que es cosa muy diferente. Las cifras actuales son un espejismo numérico, no indican que haya mejorado espectacularmente la seguridad vial, y hay que advertirlo para que el futuro no sorprenda a nadie.

Para la ciencia y la técnica viaria (a las que no se les atiende mucho que digamos), el sistema viario no es el conjunto de calles y carreteras de un país, región o ciudad como se entiende comúnmente; es algo mucho más grande, complejo y heterogéneo: es un conjunto de elementos naturales y artificiales que interactúan entre sí para generar y equilibrar la posición y el movimiento de peatones y vehículos, produciendo el transporte que precisa el desarrollo de la vida de las personas y las actividades socioeconómicas.

Como se desprende de la definición anterior, el sistema viario es muy sensible a las situaciones económicas, y cuando las haciendas familiares no andan boyantes, cuando los juzgados tramitan suspensiones de pagos de familias, cuando aumentan los parados, cuando los precios de productos básicos suben, cuando disminuyen las ventas de vehículos, cuando hay empresas y comercios cerrando, y más aún si los precios del petróleo van marcando máximos históricos, hay menos vehículos circulando; y cuando disminuye la cantidad de tráfico, disminuye la cantidad de siniestros con muertos.

Por eso decía que no es que se hayan salvado más vidas gracias a que se haya mejorado la seguridad del sistema viario español, sino que no se han producido tantos muertos, porque ha existido menos exposición a los riesgos viarios. Riesgos que siguen estando, y que volverán a actuar en tener ocasión, porque no han desaparecido ni se han disminuido tanto en tan poco tiempo.

Los elementos del sistema viario español continúan en condiciones funcionales muy similares a las de cinco años atrás, en unas partes habrán mejorado, en otras habrán empeorado. Pero en el conjunto del país no se han mejorado lo suficiente como para producir un aumento de seguridad proporcional a las cifras de muertos que están resultando.

Y cuando la situación económica mejore, los muertos volverán a disminuir como antes, es decir, siguiendo la lenta, larga y frágil tendencia en la que España se encuentra junto con los grandes países de la UE desde 1990, principalmente gracias a las mejoras en los vehículos y en las infraestructuras. Por eso no hay que dormirse en los laureles, porque queda mucho por hacer, especialmente en la red secundaria, en las carreteras y caminos locales, y en las ciudades.

Según consta en la base de datos sobre la siniestralidad en la UE, en el periodo 1991 – 2004, España disminuyó los muertos por tráfico el 46%, mientras que Alemania lo hizo el 48%, Francia el 47%, Italia el 30%, y el Reino Unido el 29%. Menos España, los demás países tuvieron el permiso por puntos en ese periodo, el más severo el de Francia y el menos el de Alemania, al parecer concebido como una de las medidas para evitar la sensación de impunidad en calles y carreteras, no para producir lo que es la seguridad viaria como se ha proclamado en España y en Francia.

El caso de Francia es demostrativo, porque durante ese periodo tenían implantadas las medidas de control social (permiso por puntos severo, controles masivos de velocidad y alcohol, endurecimiento de penas y sanciones, nuevos delitos, etc.), que se han implantado en España desde julio de 2006, mimetizando lo hecho en Francia.

Pero el punto de diferencia en los muertos de ese periodo entre Francia y España, no indica que ese conjunto de medidas sirvan para mejorar la seguridad vial, que es un fenómeno mecánico que se produce y estabiliza al mejorar las condiciones funcionales de los elementos del sistema viario, facilitando que los conductores y peatones puedan mantener el equilibrio de su posición y su movimiento, como han demostrado las mejoras en los vehículos y las infraestructuras en España y en Europa, provocando una mejora objetiva y sostenible de la seguridad viaria. Pues las mejoras funcionales en los elementos, es lo que mejora el funcionamiento del sistema viario de modo sólido y sostenible pese a los incrementos de tráfico, evitando muertes día a día, al facilitar a conductores y peatones el poder mantener más y mejor el equilibrio de su posición y su movimiento, fenómeno mecánico que es la seguridad y la vida en calles y carreteras. Indicando claramente que hay que seguir trabajando en ello, porque no existe otro modo de lograr la seguridad que facilitar que se produzca.

Desde 2006 muchos andan viendo y comparando espejismos numéricos en España, atribuyendo a las medidas de control social, tanto los muertos que están evitando las mejoras funcionales introducidas en los elementos del sistema viario español desde hace más de 30 años, como los muertos no producidos por las variaciones a la baja de los volúmenes de tráfico.

Pero no está sucediendo nada imprevisto, porque las políticas de seguridad vial que no están fundadas en conocimientos y en valoraciones técnicas sobre sus consecuencias, no son mas que experimentos descontrolados condenados a fracasar de antemano, dado que la seguridad (el equilibrio de la posición y el movimiento de los peatones y los vehículos), no es ni por casualidad, ni por lo que se crea o suponga, ni por la soluciones filosófales de la pseudociencia que nos invade, es un fenómeno mecánico complejo que hay que provocar y estabilizar, trabajando en mejorar las condiciones funcionales de los elementos del sistema viario que lo producen.

La autentica desgracia es que en tráfico sólo sirve la verdad, porque los muertos son de verdad; y lo tenemos crudo para mejorar su seguridad como podríamos, no porque en España no sepamos como ir haciéndolo, sino porque la verdad y el saber no están muy de moda que digamos.

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