03 mayo 2006

LOS LEGOS Y LAS CAUSAS DE LOS ACCIDENTES

El refranero español dice: Zapatero a tus zapatos. Y dice eso, porque el sentido común y la prudencia más elemental indican claramente, que si no se sabe lo mejor es callarse. Porque hablando sin saber no se le hace favor a nadie. Pues lo único que puede resultar de tan peculiar actividad, son absurdos e imposibles, falacias que confunden y hasta pueden perjudicar; y además inútilmente, porque a la hora de la verdad no tienen ninguna utilidad para resolver problemas reales.

Claro, que menos favor es hacer sin saber, y ambas cosas se hacen en tráfico como si fuesen de lo más normal. “Y, sin embargo, lo que distingue al profesional del lego es la posesión de un conocimiento especializado.” Dice el profesor Rocci.

Hans G. Gadamer, al tomar posesión del cargo de rector en 1947, lanzó un aviso a la peña universitaria que tenía delante:

"La ciencia es el ámbito donde no valen las opiniones, sino sólo los razonamientos. ¡Qué enorme exigencia a la debilidad de los seres humanos que tanto aman sus propias opiniones y el tener razón en su discurso!"

Tras la masacre del tráfico de Semana Santa, en España se han prodigado las opiniones de legos sobre causas, culpas y soluciones en los medios de comunicación.
Como si las causas y las soluciones de los fenómenos físicos violentos y anómalos del sistema viario (accidentes y víctimas de tráfico), fuese asunto que pueda discernirse opinando con lo que se crea o se deje de creer por los que gusten y puedan hacerlo en los medios o en otros lugares.

Esas causas es uno de los objetos propios de la accidentología, y se explican justificando cómo y por qué se saben, ajustándose a los fundamentos, paradigmas y métodos científicos, que incluyen las pautas del razonamiento científico o demostrativo. Que es el único que vale para hablar de causas, porque es el único que vale en ciencia, dado que es el único que permite discernir con acierto lo que es y existe de lo que no.

En otras palabras, que lo que es objeto de conocimiento fundado y demostrado (ciencia), como son las causas de fenómenos mecánicos violentos o accidentes de circulación, no es objeto de opinión, como bien remarcó Gadamer. Porque la realidad no es por lo que opinen unos y otros; vamos, que los burros no vuelan por muchos que salgan opinándolo en los medios, y las causas de los accidentes tampoco, que son las que son y hay que saberlas (conocimiento, ciencia), no andar con especulaciones mediáticas sobre lo que parece a cada uno, y menos hablando sin saber.

El Libro Blanco del transporte en la UE de 2001, proclamaba la necesidad de investigaciones independientes para esclarecer esas causas y poder mejorar en seguridad. Y lo proclamaba, porque las investigaciones que se hacen para los juzgados y las aseguradoras son inútiles para mejorar la seguridad, dado que no se realizan para saber causas, sino para determinar responsabilidades conforme a códigos establecidos por el legislador, que es el modo convenido inicialmente para reparar el daño causado por los accidentes de circulación.

Claro, que muchos creen a pie juntillas, que lo que se llama causa en esa acientífica investigación, es lo que genera realmente los fenómenos físicos violentos y anómalos del sistema viario. Confundiendo lo que es un mero invento jurídico para dar una solución social a los efectos dañinos de un problema, derivado de una realidad que no controlamos, con lo que realmente causa esa realidad, que ya es creer. (Ver post LO PSEUDO Y LO ANTI: LA CAUSALIDAD SEGÚN NORMATIVA)

Las estadísticas oficiales sobre los accidentes, se nutren principalmente de los datos que obtiene y aporta la acientífica investigación para juzgados y aseguradoras, y con sus singulares causas, que sólo aporta algún que otro efecto real, pero considerado como si fuera causa (distracción, velocidad, etc.). De ahí que las estadísticas oficiales no sirvan para saber de la realidad de las causas de los accidentes y las víctimas, aunque hay quien le pone empeño y hasta saca conclusiones. El misterio es con qué razonamiento lo hacen, porque con la lógica humana es imposible obtener conocimiento veraz sobre algo real (causas), de donde no hay casi nada real para conocer (estadísticas oficiales). Esa actividad pertenece más al ámbito de lo paranormal que al de la ciencia sobre el sistema viario, que para discernir sigue utilizando la razón humana, la misma que empleamos para ver que la subida de precios del supermercado de la esquina, no se corresponde con el IPC que nos dicen por la tele.

Pese a la proclamación de la Comisión Europa en el Libro Blanco, y la evidente necesidad de saber esas causas, aún seguimos esperando a que se organice y financie la investigación científica que las aclare. Y el asunto tiene más cuestiones y más complejas, pero el resultado es que seguimos sin tener conocimiento suficiente sobre las causas de los accidentes; que no tenemos visas inmediatas de que se pueda lograr; y que los pocos espacios que existen para investigar el tráfico y su seguridad, son invadidos por la pseudo-ciencia, embarullando el ambiente con sus razonamientos paranormales, incoherentes conclusiones causales, estudios acientíficos y concepciones peregrinas.

Y por si no fuese bastante, ahora tenemos a un ejercito de legos, que sin saber de lo que está hablando, no se corta un pelo en salir por los medios opinando muy resueltamente de causas y soluciones, y nada menos que a los fenómenos físicos violentos y anómalos que se producen en un sistema técnico de uso social.

Zapatero a tus zapatos, dice el refranero español.

Porque “…lo que distingue al profesional del lego es la posesión de un conocimiento especializado.” Dice el profesor Rocci.

“La ciencia es el ámbito donde no valen las opiniones, sino sólo los razonamientos”. Dice Gadamer.

Al final, el sentido común, la prudencia, la filosofía y la ciencia, resulta que coinciden; que hablar sin saber de lo que no es objeto de opinión, como son las causas y soluciones de los fenómenos violentos del sistema viario, es dedicarse a chismear.

Y como cualquiera puede comprender, intentar imponer medidas sobre un sistema técnico de uso social en base a chismes y creencias, va a ser que no soluciona el problema real porque es un imposible, gastando recursos y dinero inútilmente, y puede que aún causen más problemas a la sociedad, inútilmente.

De ello será responsable la peña que sin saber, se ha dedicado a decir, hacer y hasta intentar imponer medidas con creencias y chismes, enviando a la porra a los dictados del sentido común y a la prudencia más elemental.

Y si esto de intentar imponer creencias y chismorreos a la sociedad no es un comportamiento fundamentalista, por fa... que alguien me lo explique.

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