Apuntes
de Accidentología e Ingeniería de la seguridad vial.
DEL
CONTROL DEL TRÁFICO Y LA SEGURIDAD DEL SISTEMA DE TRANSPORTE VIARIO.
Luis
M. Xumini.
El
control del tráfico de un sistema de transporte es una actividad
técnica fundamental para la seguridad, la comodidad, economía y
fluidez del tráfico de aviones, trenes, barcos, peatones y
automóviles.
En
todos los sistemas de transporte suceden accidentes de tráfico por
fallos en el control de la posición y el movimiento de los cuerpos
móviles, provocados o permitidos por deficiencias técnicas y fallos
en el control del tráfico.
La
mayor catástrofe aérea, de la que resultaron 583 muertos, sucedió
en 1977 en el aeródromo de Los Rodeos. El fallo en el control del
movimiento de los aviones que dio lugar a que chocaran, lo provocaron
o permitieron deficiencias técnicas en el control del tráfico, al
no transmitir a los pilotos la información necesaria en tiempo y
forma para que pudieran controlar el movimiento de los aviones. Y
todo apunta a que las deficiencias técnicas y los fallos en el
control del tráfico, provocando o permitiendo fallos en el control
del movimiento de los trenes, están entre las causas finales de las
ultimas catástrofes ferroviarias que han ocurrido en España.
El
control del tráfico del sistema de transporte viario es una
actividad técnica compleja, tanto o más que pueda ser el control
del tráfico aéreo, pero se realiza de un modo muy diferente.
No
se sabe con la precisión conveniente y deseable los accidentes del
tráfico vial que suceden por deficiencias técnicas y fallos en el
control del tráfico vial, dado el hecho -lamentable- de que los
accidentes viarios no se estudian sistemáticamente para saber de sus
causas finales.
Pero,
estudiando accidentes y conflictos viales para saber de sus causas
finales, la cantidad de fallos y deficiencias técnicas que se
encuentran en el control del tráfico provocando o permitiendo los
fallos en el control del movimiento que acaban en conflicto y en
accidente, es abrumadora.
Lo
que se encuentra en el estudio causal de los puntos y tramos viarios
donde se repiten accidentes, son, con frecuencia junto a otras
deficiencias técnicas en la vía y en su entorno inmediato, fallos y
deficiencias técnicas en el control del tráfico, que están
provocando o permitiendo fallos en el control del movimiento que
acaban en los accidentes que se repiten una y otra vez en ese punto o
tramo.
No
es menos abrumadora la cantidad de fallos y deficiencias técnicas en
el control del tráfico que se observan por las vías en servicio,
que, solas o junto a otras deficiencias en las vías y en su entorno,
están creando puntos y tramos de riesgo (contingencia o
proximidad de que suceda un accidente porque se está dificultando
el control del movimiento), y, puntos y tramos de peligro
(contingencia o proximidad inmediata de que suceda un
accidente porque se está impidiendo
el control del movimiento).
Es
una pauta constante, necesaria e invariante en el espacio y el tiempo
(hablamos de una ley natural o científica que rige en la seguridad
del tráfico de los sistemas de transporte), que, para que no sucedan
accidentes de tráfico en los sistemas de transporte y actúe
violentamente la energía potencial y cinética destruyendo los
cuerpos: la posición y el movimiento de los cuerpos móviles tienen
que estar controlados.
La
Ingeniería de la seguridad de los sistemas de transporte busca cómo
disponer los elementos del sistema para facilitar y mantener el
control de la posición y el movimiento de los cuerpos móviles,
porque, para que pueda suceder un accidente de tráfico y actúe
violentamente la energía mecánica destruyendo los cuerpos, es una
pauta constante, necesaria e invariante en el espacio y el tiempo (la
ley natural o científica que rige en este fenómeno físico), que
antes del accidente se produzca un fallo en el control de la posición
y el movimiento de los cuerpos móviles.
Lo
que busca la Accidentología del tráfico de los sistemas de
transporte son las causas finales de los accidentes, o sea, aquello
que provocó o permitió el fallo en el control de la posición y el
movimiento de los cuerpos móviles, fallo que sucede antes de que se
materialice el fenómeno violento, el accidente de tráfico, y sin el
cual el accidente no puede suceder porque es materialmente imposible,
dado que la naturaleza impone sus leyes y principios en la
materialización de los fenómenos de transporte, y tiene dispuesto
que el movimiento seguro sea el que está controlado.
El
control del tráfico de un sistema de transporte consiste en
organizar -el tráfico- el movimiento de los cuerpos móviles en el
espacio y el tiempo, cuidando de transmitir a los procesadores del
sistema (capitanes o patrones, pilotos, maquinistas, conductores,
peatones) la información y las instrucciones que precisan, para
saber qué tienen que hacer en cada momento para controlar la
posición y el movimiento del cuerpo móvil que conducen, dirigen,
guían o pilotan (el cuerpo humano, automóviles, trenes, barcos,
aviones).
En
el sistema de transporte viario, a la acción de organizar el
tráfico, la parada y el estacionamiento por el espacio de la vía
(dividiendo la misma en partes: en aceras, calzadas, carriles,
arcenes, zonas de estacionamiento y de parada, isletas y zonas
excluidas al tráfico, sentidos de circulación, pasos de peatones,
etc.), se le suele llamar ordenación (de ordenar el tráfico).
Mientras que a la acción de organizar en el tiempo el tráfico, la
parada y el estacionamiento que se ha ordenado por la vía
(establecer las preferencias o tiempos de paso, los tiempos del
estacionamiento, las velocidades aconsejadas y máximas, prohibir o
autorizar movimientos y maniobras, etc.), se le suele llamar
regulación (de regular
o dirigir el tráfico).
No
hay que confundir lo que es controlar el tráfico vial con lo que es
vigilar el tráfico vial, como tampoco es lo mismo controlar el
tráfico aéreo que vigilarlo.
Vigilar
el tráfico viario consiste en observar directamente en las vías su
evolución y seguridad, por si se aprecia algo anormal, en
condiciones deficientes o incorrectas, y hay que intervenir
rápidamente para corregirlo o paliarlo antes de que se produzcan
fenómenos perjudiciales o se agraven los que haya producido. La
vigilancia del tráfico y su seguridad es la actividad propia de la
policía de tráfico, investida con la autoridad necesaria para
resolver al momento lo que mejor convenga para las personas, el
tráfico y su seguridad.
El
control del tráfico vial -la materialización de la ordenación y la
regulación- se realiza transmitiendo información óptica a
los conductores y peatones por dos canales: por las imágenes que
les transmite la configuración material de la vía (el trazado,
las aceras, las calzadas, zonas de estacionamiento, medianas,
refugios, isletas, los objetos instalados en ella, el entorno
inmediato, etc.); y, por la señalización vial.
La
señalización vial es un sistema
óptico de telecomunicación
(de transmisión y recepción de señales a distancia por
medio de la luz) específicamente
diseñado para el control del tráfico del sistema de transporte
viario. No es un sistema de intercomunicación como se emplea en el
control del tráfico aéreo, es un sistema óptico de teleguiado, el
controlador del tráfico transmite información e instrucciones a los
conductores y a los peatones por medio de señales ópticas.
Para
realizar el control del tráfico viario en España se emplean las
señales viales adoptadas por los países que firmaron los tratados
internacionales que promovió ONU,
la Convención sobre señalización vial, abierta a la firma en Viena
el 8 de noviembre de 1968, el Acuerdo Europeo complementario de dicha
Convención, abierto a la firma en Ginebra el 1 de mayo de 1971 y el
Protocolo adicional sobre marcas viarias, abierto a la firma en
Ginebra el 1 de marzo de 1973.
La
señalización vial resultante de los tratados de la ONU no es óptima
ergonómicamente hablando, ni concentra todas las virtudes del mundo
para hacer sus funciones. Pero bien empleada por buenos controladores
del tráfico, con los materiales disponibles actualmente para la
construcción de señales y los toques de arte que corresponden (la
buena técnica frecuentemente raya en el arte), ostenta cualidades
suficientes para producir una extraordinaria mejora en la seguridad y
comodidad del tráfico vial, tanto urbano como interurbano. Hay que
asumir -y ejercer- la responsabilidad social y profesional que
implica realizar un buen control del tráfico viario, auxiliando y
guiando a los conductores y peatones en su tarea de controlar el
movimiento por un complejo sistema de transporte, cuyo diseño,
construcción y gestión no los ha tenido muy en cuenta.
A
estas alturas de la historia del sistema de transporte viario, lo que
corresponde hacer para mejorar la seguridad vial y prevenir
accidentes de tráfico, es mejorar el ejercicio del control del
tráfico, y mejorar las condiciones ópticas, dinámicas y
geométricas de las vías, adaptándolas a las que exige la
naturaleza para facilitar y mantener el control de la posición y el
movimiento de los peatones y los vehículos.
Y
si es lamentable que no se estudien los accidentes de tráfico de un
sistema de transporte para saber de sus causas finales obteniendo
conocimiento útiles para poder prevenirlos, aún resulta más
lamentable -y muy alarmante- que quienes están controlando el
tráfico de un sistema de transporte complejo como es el viario no
sepan ejercer esa actividad.
En
no pocas ciudades el control del tráfico vial es tan deficiente como
surrealista; las condiciones ópticas, dinámicas y geométricas de
muchas vías urbanas son más que deficientes, pésimas. En vez de
facilitar a los conductores y peatones el control del movimiento, lo
dificultan (riesgo) y lo impiden (peligro). No es de extrañar que,
si el control del tráfico y las vías no cumplen sus funciones para
la seguridad, en las zonas urbanas sucedan más del 60% de los
accidentes de tráfico, ni que las cifras de los muertos por el
tráfico urbano vayan aumentando imparablemente, en España ya son el
28% y con tendencia a seguir aumentando.
Y
ya es para gritar el consabido sálvese quién pueda, cuando resulta
que los controladores del tráfico de un sistema de transporte ni
siquiera son conscientes de que están controlando el tráfico de un
sistema de transporte tecnológico y complejo de uso social masivo
como es el viario, como se puede deducir de lo que se observa por
demasiados caminos, calles y carreteras.
Traslade
mentalmente la situación que tenemos en el control del tráfico
viario al control del tráfico aéreo, y comenzará a tener una
dimensión de la catástrofe funcional que tenemos los humanos con
nuestro principal sistema de transporte,
que, caminando y con vehículos, usamos diariamente miles de millones
de personas para desarrollar la vida y las actividades
socioeconómicas que nos permiten sobrevivir y progresar.
Las
cifras de la OMS siguen indicando que los accidentes del tráfico
viario son el primer problema de seguridad pública entre todos los
fenómenos violentos que matan y hieren a la población del planeta;
datos de 2013: 1.240.000
muertos
por accidentes viales; 800.000 muertos por suicidio; 500.000 muertos
por actos
criminales;
y 200.000 muertos por conflictos bélicos y catástrofes naturales.
No
existe argumento (humano, social, político, juridico, económico,
científico y técnico) que pueda justificar no llevar adelante la
mejora del control del tráfico y de las condiciones ópticas,
dinámicas y geométricas de las vías (sobre todo en las vías
urbanas y en las interurbanas de la red secundaria y la red local). Y
créame cuando digo que sabemos y podemos hacerlo, que tenemos
suficientes conocimientos, teoría y métodos, y que disponemos de
los recursos materiales y técnicos para llevarlo adelante en el
momento que decidamos mejorar sistemáticamente el primer problema de
seguridad pública entre los fenómenos violentos que nos matan, nos
hieren y nos dejan inválidos.
Y
no hemos dicho nada de la inseguridad pasiva que campa a sus anchas
por las vías urbanas y por demasiadas vías interurbanas de la red
secundaria y la red local, amenazando la vida y la integridad física
de los humanos que se mueven por ellas; la seguridad pasiva de las
vías es otro camino de mejora del que aún queda mucho por recorrer
cuando nos decidamos.
Este
mundo no es tan peligroso por lo que hacen los malos, sino por los
buenos que se sientan a ver lo que pasa. Albert Einstein.