
Foto 1. Ese bolardo ya tiene un muerto en su haber, ¿lo dejan ahí a ver si muere otro?
Ahí tiene suficientes argumentos para pedirle a su ayuntamiento que retire los bolardos fijos y retráctiles que se hayan instalado por calles, plazas y avenidas. Más que una cuestión de conocimientos, teorías y métodos, de normativa técnica y legislación vigente, se trata de aceptar un compromiso necesario para la seguridad de la personas que habitan y se mueven por la ciudad, de pensar en el prójimo un poquito más.
El artículo se ha dividido en cinco partes para situar al lector en el contexto, se puede DESCARGAR en formato PDF pinchando aquí.
1. El problema creado con la instalación masiva de bolardos.
2. El problema de la inseguridad vial urbana que se agrava.
3. La incorrección técnica de los bolardos.
4. La ilegitimidad de los bolardos.
5. Conclusiones.

Foto 2. Combinación peligrosa innecesaria. El paso de peatones es innecesario en ese punto y en esa calle y menos aún elevado. La pintura es deslizante y los bolardos están ahí esperando a cazar algún peatón, ciclista o motorista que pueda caer por la acción de la pintura deslizante mojada y la rampa del paso de peatones elevado, por no hablar del hundimiento que hay en el sumidero.