24 julio 2008

La UE da luz verde a la Directiva de Seguridad Vial

Pese a todo lo que se dice y publica sobre las causas de la siniestralidad viaria, la verdad es que aún no se han investigado como hay que hacerlo para saber de ellas con acierto, rigor y objetividad, y por varios problemas largos de contar.

Los estudios que se esgrimen para intentar sostener lo que se afirma y publica tan alegremente, son inaceptables porque no tienen validez, no justifican lo que afirman al basarse en entelequias y falacias, y por llevarse a cabo sin garantizar el rigor y la objetividad que son exigibles, sino que más bien lo contrario, que el sesgo ya aparece en sus primeros planteamientos, y en consecuencia sólo sirven para confundir más a la sociedad con el origen y la solución de este problema.

Lo poco que se sabe sobre el origen de la siniestralidad, que es un asunto muy complejo que poco tiene que ver con las simplificaciones intelectuales que se afirman y publican, es lo que justifica la investigación teórica y lo que demuestran los hechos, que es por falta de seguridad en los elementos que estructuran e interactúan en el sistema; y que entre todos los elementos, las infraestructuras (la vía, su entorno, los objetos que se instalan en ella, las señales, el balizamiento, el alumbrado, etc.), son muy determinantes para la seguridad y la siniestralidad. ¿Cuánto? Pues no se sabe exactamente, porque, como ya he dicho, aún no se han investigado las causas de la siniestralidad para poder cuantificarlas con acierto y precisión.

La UE tiene estudios que estiman que sólo con las Auditorias de Seguridad Vial (ASV), se podría reducir la siniestralidad más de un 30%. Y hay técnicos que, basándose en lo que justifica la investigación teórica y lo que demuestran los hechos, estiman que con el conjunto de medidas para gestionar la seguridad de las infraestructuras (que son más que las ASV), la siniestralidad podría reducirse un 70 – 80 por 100. En cualquier caso, sea cual sea realmente, hablamos de reducir la siniestralidad en cantidades muy importantes resolviendo problemas e incorrecciones técnicas en las infraestructuras, optimizando recursos e inversiones.

Y precisamente, porque sin mejorar la seguridad de las infraestructuras es imposible avanzar en seguridad vial, la Comisión Europea hizo una propuesta de Directiva sobre la Gestión de la Seguridad de las Infraestructuras Viarias en octubre de 2006, que rechazo del Comité de Transportes en julio de 2007, dejando helado a todo el sector viario europeo, que no se esperaba el rechazo.

Pero ahora el Parlamento Europeo acaba de aprobar la Directiva esperada, aunque sólo será obligada para las carreteras de la red Transeuropea, quedando para el resto de las vías de los Estados miembros como una recomendación de buenas prácticas.

Ahora comienza la tarea de lograr que la Directiva se aplique a todas las vías europeas, y no sólo con el fin de mejorar la seguridad vial como es obvio, sino también defender que el derecho a la vida y a la integridad de las personas por las características y estado de las infraestructuras, no dependa de que las distintas Administraciones quieran atenerse a las buenas prácticas o no.

Esperemos que las Administraciones que ostentan la titularidad de las vías españolas estén por la tarea y los fines. Pero téngase en cuenta que el Ministerio de Fomento sólo tiene a su cargo una pequeña parte de la red viaria, que las Comunidades Autónomas y las Diputaciones tienen a su cargo la mayoría de las carreteras de la red, y que los Ayuntamientos son los que tienen a su cargo la mayor parte de la red viaria española, con kilómetros y kilómetros de calles y avenidas, y de carreteras y caminos locales.

En fin, que todas las inercias comienzan a cambiar con un primer paso, y la Directiva es un paso decisivo para mejorar la seguridad vial en Europa por la corrección técnica de las infraestructuras, pero no hay que olvidar que aún hay que materializarla y extenderla, y que la tarea plantea dificultades de todo tipo.

Esperemos que a ésas dificultades no tengamos que añadir el batallar en los tribunales la seguridad del tráfico por la gestión de la seguridad de las infraestructuras, porque sería el colmo, un disparate surrealista, y cansino hasta la quinta esencia.